
*-. Iván Archivaldo Guzmán, líder de Los Chapitos, había robado en Sonora por medio de Los Pelones que le enviaban avionetas con Oro y tuvieron esclavizados a Mineros durante cinco años.

La Ciénega, Pitiquito, Sonora, a 15 de abril de 2025.- Un importante avance en la lucha contra el crimen organizado se concretó en el estado de Sonora, donde las autoridades lograron la recuperación de 42 ranchos y dos minas de oro que el Cártel de Sinaloa mantenía bajo su control y explotación ilegal desde el año 2019. La extensión territorial afectada por esta actividad ilícita abarcaba una superficie comparable al tamaño del estado de Morelos.
Esta vasta zona se había convertido en el feudo de “Los Pelones”, un brazo armado de la facción de Los Chapitos dentro del Cártel de Sinaloa.
A través de la operación de la minería ilegal, este grupo criminal generaba aproximadamente 1.6 millones de dólares mensuales, recursos que fortalecían sus actividades delictivas. El operativo que permitió desmantelar esta estructura criminal cLas minas denominadas La Ciénega y Cerro Colorado funcionaban bajo un régimen de explotación constante, las 24 horas del día, los siete días de la semana, utilizando a alrededor de 100 trabajadores que se encontraban en condiciones de esclavitud.
El valor del oro extraído de estas minas representaba una significativa fuente de financiamiento para las operaciones de Los Chapitos. Según declaraciones de un asesor que participó en el diseño del operativo, el líder conocido como “El Pelón de Sonoyta” era el encargado de enviar el metal precioso a Iván Archivaldo Guzmán a través de avionetas. En un lapso de cinco años, se estima que el cártel acumuló una suma de 96 millones de dólares producto de esta actividad ilegal, mientras las comunidades locales sufrían las consecuencias del desplazamiento y el terror impuesto por el grupo criminal.
La expansión del cártel no se limitó a la explotación minera, sino que también implicó el saqueo de propiedades dedicadas a diversas actividades económicas como la cacería cinegética, la ganadería y la agricultura. Lugares como el Rancho Paraíso de Los Cachanillas fueron testigos de la violencia ejercida por el grupo criminal, quedando con edificaciones acribilladas y vehículos reducidos a cenizas. Familias como la de Rogelio Lizárraga, quienes ahora han podido retornar a sus tierras, relatan cómo el cártel sacrificaba su ganado y destruía sus cosechas como una forma de imponer su dominio y control en la región.
El área donde se desarrollaban estas actividades ilícitas comprendía una extensión de 90 mil hectáreas y se ubicaba en la comunidad de La Ciénega, perteneciente al municipio de Pitiquito, una zona fronteriza con el estado de Arizona, en los Estados Unidos.
Históricamente, los pobladores de esta zona desarrollaban actividades económicas lícitas como la minería a pequeña escala, la cacería cinegética, la agricultura y la ganadería. Sin embargo, en el año 2019, la llegada del grupo criminal conocido como Los Pelones, el brazo armado de Los Chapitos, marcó un punto de inflexión. A través de amenazas e intimidación, despojaron a los habitantes de sus propiedades, llegando incluso a destrozar varios ranchos con el objetivo de forzar a sus legítimos dueños a abandonarlos.
El asesor que participó en la operación detalló al medio Excélsior la magnitud de la explotación ilegal: “El oro que se extraía en la mina de La Ciénega y de Cerro Colorado era una gran fuente de financiamiento.
Eran cinco puntos donde tenían entre 80 a 100 personas trabajando 24 horas al día, los siete días de la semana, para extraer el oro que vendían en Caborca, Sinaloa y Jalisco”, lo que subraya la sofisticación y la escala de la operación criminal desmantelada por las autoridades en Sonora.
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